Que se ponga en duda muchas veces la sexualidad de los peluqueros no es una novedad. Desde Miguelito Romano, prócer y pionero en el tema, es bastante común en esta actividad que varones homosexuales desplieguen el arte de la tijera. Pero este no es el caso ya que es una mujer la que regenta este centro de belleza capilar. Supongo que se apellida, por lo visto y no porque sea adivino, Camacho y que se llama María. Pero quizás hubiese sido más acertado ponerle a la tienda el nombre de María Camacho para evitar la lectura veloz y traicionera de ver en ese cartel un Marica Macho y dejarnos caer en la duda de que tipo de peinados realizan ahí dentro. A la vuelta de la esquina otra señora abrió una tienda de chacinas y también la bautizó con su nombre: "Elsa Lame de Milán", pero esa es otra historia. Salud y saludos, para todos, desde Gelves.
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